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miércoles, 28 de octubre de 2009

El niño Ricardito, del Presbítero Maestro


En el populoso barrio limeño de Barrios Altos se encuentra el Presbítero Maestro de Lima, uno de los cementerios más antiguos de América Latina, construido en 1808 por el sacerdote, arquitecto, escultor y pintor español Matías Maestro.




Pues bien, este cementerio es conocido por tener entre sus 766 mausoleos los cuerpos de diversos presidentes, héroes y afamados escritores y artistas del Perú. Entre ellos destacan los féretros de intelectuales y escritores como José Santos Chocano, Abraham Valdelomar, Ciro Alegría, Ricardo Palma o José Carlos Mariátegui, célebres héroes nacionales como Alfonso Ugarte, Miguel Grau, Andrés Avelino Cáceres y Francisco Bolognesi y de ex presidentes como el caso de Manuel Pardo y Ramón Castilla.



Sin embargo, y pese a las ilustres memorias que se guardan en cada una de las avenidas y plazuelas del cementerio, el mausoleo que cada día está ganando más adeptos, visitantes y adoraciones, es la del llamado niño Ricardito, personaje que la imaginería popular ya ha convertido en santo.

El niño Ricardito
Lo que se sabe del niño Ricardito es que su nombre completo era Ricardito Espiell Barrionuevo, y que falleció cuando tenía siete años de edad y que fue su padre, un secretario del ex mandatario Manuel Pardo, quien decidió hacerle una estatua en su honor en el pabellón de párvulos del camposanto.




Sin embargo, nadie sabe por qué o cómo fue que comenzó a surgir el mito de la santidad del niño, lo cierto es que hoy en día decenas de personas ingresan semanalmente por la puerta cuatro del cementerio para acercarse a la cripta de Ricardito, algunos para dejarle alguna carta contándole en ella sus pesares y pidiéndoles por un milagro, y otros, para dejarle diversos tipo de juguetes, como una manera de agradecimiento por los favores que supuestamente fueron concedidos.



Entre los pedidos más comunes a este Santo popular, están aquellos vinculados con la economía y el trabajo, debido a ello, Ricardito es conocido también como el Santo de los “Cachuelos” o el de los trabajos temporales.



Sea como fuere y si bien no es el primer caso en el Perú en que los ciudadanos deciden tener sus propios Santos fuera de los designios de la Iglesia Católica (tenemos el de Sarita Colonia), lo cierto es que en estos tiempos de crisis económica el niño Ricardito cada día tiene más adeptos y su fama está llegando incluso a sobrepasar los límites de la capital para ser reconocido en ciudades de nuestra sierra y selva.

Te bendice con trabajo


Las historias de milagros son muchas y todas tienen el mismo secreto: fe y devoción hacia el niño “cachuelito”, nombre asignado por las rápidas soluciones que da a las almas que atraviesan por problemas económicos, como la asombrosa historia de una señora que prefirió guardar su nombre. “Me habían botado del trabajo y yo soy padre y madre para mis hijos, así que ese mismo día estuve llevando mi currículum por todos lados, estaba desesperada y una amiga me habló del niño Ricardito. Fue una bendición que lo haya hecho porque vine aquí al Presbítero y oré por que se me diera un trabajito, ya que no tenía cómo darle de comer a mis hijos. Ese mismo día por la noche, me llamaron de una empresa pidiendo que vaya el lunes. Le agradecí infinitamente al niño milagroso y a los nueve meses me llamaron de la empresa donde me habían botado para decirme que me contratarían nuevamente con todos los beneficios, dejé mi trabajo temporal y regresé al anterior. Le estoy agradecida y por eso siempre vengo a traerle sus flores”, relató con los ojos llenos de gracia.



Establecido en las costumbres de los fervientes los lunes son días especiales para pedir algún milagro, pues es el día de las almas. Sin embargo, dicha regla pasa desapercibida para el niño Ricardito, ya que la gente le rinde tributo todos los días a cualquier hora siempre tendrá un devoto que rece con fe.

domingo, 25 de octubre de 2009

Escepticismo

ESCEPTICISMO


El escepticismo metódico; una figura importante como René Descartes nos dejó una forma de conocer mejor las cosas en su obra ``Discurso del método´´ , pues nos enseña a dudar a de las conocimientos que nos puedan dar, esto no significa que rechacemos el conocimiento que nos llegar a nosotros, sino como una posición escéptica, pero escéptica como un enfoque que toma a las afirmaciones como algo provisional. Es la aplicación de la razón a cualquier idea y a todas ellas -no se permiten las vacas sagradas. En otras palabras, el escepticismo es un método, no una posición. Idealmente, los escépticos no comienzan una investigación cerrándose a la posibilidad de que un fenómeno pueda ser real o que una aseveración pueda ser verdadera. Cuando decimos que somos "escépticos", queremos decir que necesitamos ver pruebas convincentes antes de creer. Cuando oímos una aseveración insólita, decimos "qué bien; ahora demuéstralo".

El escepticismo tiene una larga tradición histórica que se remonta a la antigua Grecia, cuando Sócrates afirmó: "sólo sé que no sé nada". Pero esta posición sola se podría decir que es estéril e improductiva, y prácticamente nadie la mantiene. Si uno es escéptico respecto a todo, tendría que ser escéptico respecto a su propio escepticismo. El escepticismo moderno se encuentra incorporado en el método científico, que requiere la recolección de datos para formular explicaciones naturalistas y verificables de los fenómenos naturales. Una afirmación se convierte en un hecho cuando está confirmada a tal grado que es razonable aceptarlo temporalmente. Pero en ciencia todos los hechos son provisionales y están sujetos a cambios, y por tanto el escepticismo es un método que conduce a conclusiones provisionales. la percepción extrasensorial y el creacionismo, se han sometido a prueba (y han fallado) con la suficiente frecuencia como para que podamos concluir provisionalmente que no son válidos. Otras, como la hipnosis, el origen del lenguaje y los agujeros negros, se han sometido a prueba pero los resultados no son concluyentes, así que debemos continuar formulando y probando hipótesis y teorías hasta que alcancemos una conclusión provisional. La clave del escepticismo sería aplicar continuamente los métodos de la ciencia, para circular en el terreno de la ignorancia que median entre el escepticismo de "no saber nada" y la credulidad de "todo vale". Hace más de cuatro siglos René Descartes, luego de una de las depuraciones escépticas más completas en la historia del intelecto, concluyó que sabía una cosa con seguridad: cogito ergo sum -pienso, por tanto existo. Pero tal vez la evolución nos diseñó para funcionar al revés. Los humanos evolucionaron para ser animales que buscan patrones e infieren causas, moldeados por la naturaleza para encontrar relaciones significativas en el mundo. Quienes eran mejores para ello lo dejaron más dispuesto para descender y nosotros somos sus descendientes. En otras palabras, ser humano es pensar. Para parafrasear a Descartes: sum ergo cogito -existo, por tanto, pienso.

La Sociedad de Escépticos investigan las afirmaciones hechas por científicos, historiadores y figuras controvertidas sobre una amplia variedad de teorías y conjeturas que incluyen (pero no se limitan a) evolución, creacionismo, etc.

En lo que se refiere a las afirmaciones, hipótesis, teorías e ideologías examinadas por la Sociedad de Escépticos, la organización adopta el punto de vista de Baruch Spinoza, el filósofo holandés del siglo XVII dice: "He hecho un esfuerzo incesante para no ridiculizar, no lamentarme, no escarnecer las acciones humanas, sino para entenderlas´´.

En lo referente a su procedimiento para examinar todas las afirmaciones, la Sociedad de Escépticos usa el método científico, desarrollado originalmente en los siglos XVI y XVII. Al tiempo que reconoce las limitaciones e influencias socioculturales de la ciencia, la sociedad adopta la filosofía de Albert Einstein, dice: "Toda nuestra ciencia, comparada con la realidad, es primitiva e infantil -y sin embargo, es lo más valioso que tenemos".

Bueno, ante esto y para concluir, no quedaría más que decir que no hay que orientarse hacia la imposibilidad de todo conocimiento o hacia, la imposibilidad de un conocimiento determinado.



Atentamente:

RAMSES, ANTAY QUISPE



Libros de apoyo:

1. René, Descartes (1996), Discurso del método, Edición Mantaro. Perú

2. Marías, Julián (1963), Historia de la filosofía, 16 Edición Manual de Revistas de Occidente. Madrid.

3. Grupo Editorial Océano (1989), Diccionario Océano Uno, Ediciones Océano S.A. Barcelona, España








domingo, 18 de octubre de 2009

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domingo, 13 de septiembre de 2009

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jueves, 10 de septiembre de 2009

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